Si tienes ganas de acallar la vocecita estridente que está hablándote en mi contra por este título pero a su vez tienes una dosis de sano coraje para leer todo el artículo, te diré que al final y solo al final, te sentirás mucho más aliviado y tendrás un claro programa para aplicar y evitar que tu hijo se transforme en un inválido por toda su vida.

Tengo que matizar que no tengo nada en contra de las personas con discapacidad, las aprecio y respecto porque creo que son los únicos, junto con los niños, que conservan la esencia del ser humano, sin filtros para expresar las emociones y deseos. Siento la máxima consideración y estima por las familias de personas con discapacidad, porque constantemente están poniéndose a prueba, su continuo redescubrimiento como seres humanos y como padres. Creo que tenemos mucho que aprender de estas personas.

Decididamente siento menos estima por las personas que tienen un hijo con características diferentes a las de la mayoría, que no consigue cumplir con sus expectativas y por lo cual debido a una extraña relación causa-efecto, deciden deliberadamente que el hijo no es suficientemente hábil para enfrentarse al mundo. Este tipo de padre transforma a su propio hijo en un minusválido, en una persona incapaz de responder a la vida.

Él se siente así, aunque nunca te lo dirá.

Te he avisado, tendrás que tener un poco de coraje para leer todo el artículo, pero tranquilo, si llegas hasta el final encontrarás una recompensa.

Entendámonos, si eres un padre es normal que te preocupes por tu hijo y que al verlo en dificultad te hace sentir mal, no estás ni estarás nunca lo suficientemente preparado para verlo sufrir. Quisieras poder anticipar y resolver cada una de sus dificultades y obstáculos.

Aunque como ya te habrás dado cuenta, en este juego nunca ganarás, no porque seas una mala persona sino porque la vida irá revelándose en función de lo que necesite. Es así como funciona para todo el mundo.

Se que es difícil comprender y aceptar que necesariamente tu hijo tenga que sufrir para aprender algo, estoy de acuerdo contigo.

Cada uno de nosotros ha aprendido todo aquello que corresponde con su bagaje cultural y capacidad personal, a través de los errores. Equivocarse forma parte del proceso natural del aprendizaje. Sufrir por estos errores no lo es, pero en la mayor parte de los casos las personas asocian el sufrimiento a la equivocación. Por esta razón viendo tu hijo en dificultad con los deberes, al relacionarse con una persona, al expresar sus ideas, lo ves frágil y te gustaría privarle de cada sufrimiento, sin pensar que las consecuencias de este comportamiento repercutirá en él de forma grave.

Recuerdas que hace unas pocas líneas te dije que estoy de acuerdo contigo: ti hijo no tiene que sufrir necesariamente para aprender algo.

Siento ser tan directa pero la reacción que tiene delante de los errores, depende de ti.

Con el tiempo hemos aprendido a asociar el sufrimiento con el fracaso, no hemos nacido con este archivo en nuestra mente, de lo contrario nunca nos habríamos desarrollado e independizado. Piensa en un niño que tiene que aprender a caminar, ¿cuántas veces se cae?, ¿cuántas veces se hace daño cayendo? Sin embargo, en ningún momento ha puesto en duda el objetivo de aprender a caminar como mamá y papá.

He titulado este artículo “tienes un hijo disléxico, no le hagas la vida imposible”. ¿Sabes cómo puedes hacerle la vida imposible, de modo que se sienta incapaz de enfrentarse al mundo?

Evitando que se caiga, que se lastime, tal vez te parezca un poco abstracto dicho de esta manera. Ahora piensa en todas las veces que has comunicado de forma no verbal, recuerda que todo lo que piensas pero no dices, tu hijo lo sabe:

  • No puede hacerlo.
  • Es demasiado difícil para él.
  • No sabe cómo hacerlo bien todavía.
  • Qué pena me da.
  • Lo hago yo por él.

Podría llenar páginas enteras con este tipo de pensamientos.

Todas las veces que has comunicado o tan solo pensado en una de estas frases has contribuido a crearle la idea de que es diferente, que no está bien, que está equivocado, se sienta enfermo.

¿Hay una solución? Por supuesto que sí, no es fácil de aplicar pero existe.

Acuérdate de que tu hijo necesariamente deberá lidiar con sus errores y sus dificultades, tendrá que caer para aprender la lección y equivocarse para aprender y conocerse. No existe fórmula alguna que te pueda permitir alejarlo de todo esto para siempre, porque aunque seas el más experto de todos en evitar cualquier posible caída, llegará el momento, dado el curso natural de la vida, en el que dejarás este antes que él.

Querer intercambiarte con él, cargar con todos sus sufrimientos o remediar todos sus errores con una justificación o, lo que es peor, echarle la culpa, nunca resolverá el problema. Comprende y acepta el hecho de que simplemente es imposible. Si mantienes este comportamiento, estarás creando un hijo que no será capaz de responder a la vida, creándole una vida imposible.

A tu hijo no le falta nada, solamente interpreta el mundo a través de lentes diferentes a las tuyas. ¿Te enfadarías, te sentirías frustrado o culpable si alguien usara lentes de sol que no sean de tu marca favorita? No lo creo.

La dislexia no es sinónimo de carencia.

Precisamente porque a su hijo no le falta nada, sino que solo usa lentes de sol diferentes a los tuyos, está sujeto a la ley de la vida, o sea que tendrá que caerse y cometer errores para aprender, tendrás que estar allí cuando se caiga para enseñarle a levantarse aún más fuerte que antes.

Estás decidido a enseñarle cómo reaccionar ante un error, una mala nota, un fracaso o una decepción. Estarás de acuerdo conmigo en que si tienes sentimientos de culpa y preocupación excesiva por él o  piensas que, ya que es disléxico, tendrá una vida difícil o no tendrá las mismas oportunidades que los demás, es imposible que adquiera una buena dosis de confianza en si mismo para afrontar el transcurso de la vida.

Personalmente, si siempre hubiera habido alguien listo para enfrentarse a mis problemas, si siempre hubiera habido alguien que me hubiera impedido caer, no había llegado a donde estoy hoy. Seguramente hubiera encontrado más dificultades, incluso menos preparada para enfrentar la vida. La escuela, las notas, la comparación con los profesores y compañeros de clase, no son nada más que un gimnasio donde prepararte para tu propia competición, para ganar correr tu carrera en el mundo real.

Si me hubiera rendido con los primeros fracasos, y confieso que la tentación era fuerte, nunca me hubiera realizado como persona, nunca hubiera encontrado una alternativa al método tradicional de estudio, el propuesto por la sistema educativo, que es totalmente ineficaz para una persona disléxica.

Volvamos a ti. Sé que no es fácil, pero tienes que acordarte de que tu hijo tiene que caer para poder aprender a vivir cómodamente en el mundo, en estos momentos tiene que estar presente y darle la confianza necesaria para poder volver a levantarse. Este es un punto fundamental, una habilidad que un padre tiene que desarrollar: creer que la vida sabe lo que hace puede parecer una frase típica, pero si empiezas a creerla tu calidad de vida cambiará drásticamente.

Proporcionarle a tu hijo este bagaje de herramientas es la mejor manera para que adquiera la habilidad de responderle a la vida. Lo se, también se necesitan otras habilidades, como saber leer correctamente, saber escribir, hacer cálculos o hablar un idioma extranjero, todo verdad, pero realizar todo esto será mucho más fácil si se siente bien haciéndolo, seguro de poderlo conseguir, independientemente del camino que tenga que seguir. .

Proporcionar a su hijo esta bolsa de herramientas es la mejor manera de que pueda responder a la vida. Sé que también se necesitan otras habilidades, como saber leer correctamente, escribir, tratar, hablar un idioma extranjero; todo muy cierto, pero lograr todo esto será más fácil cuanto más se sienta capaz de hacerlo, seguro que podrá lograrlo, independientemente del proceso al que deba enfrentarse.