Imagino que has pasado muchas horas ayudando a tu hijo a memorizar algún tema, por ejemplo los acontecimientos de la Prima Guerra Mundial, una poesía o cualquier otra asignatura sobre la cual tenía que demostrar su preparación en un examen o delante de la clase.

Puedo imaginar vuestros nervios memorizando todo lo necesario para sacar una buena nota al día siguiente, acompañado por esa sensación de “probemos si hay suerte” o “vamos a cruzar los dedos”. En ese momento no tienes la seguridad de que tu hijo esté lo suficientemente preparado para sacar la nota que quiere.

Si conocieras cómo funciona la memoria de tu hijo sería mucho más fácil ayudarle a conquistar sus retos y convertir esas largas tardes de repetición en momentos donde tu hijo/a pudiera disfrutar aprendiendo cosas nuevas.

Cuando hablamos de aprendizaje, la memoria es una de las fases más importantes porque es la que nos permite almacenar en el tiempo toda aquella información que necesitamos no solo para aprobar una asignatura sino también para desarrollarnos como personas. Imagina si cada vez que tienes que volver a casa tuvieras que preguntarle a alguien cuál es tu dirección porque no lo has almacenado en tu memoria, las personas que padecen amnesia viven este tipo de relación con su memoria.

Por este motivo si tu memoria está más o menos en forma, conocer cómo funciona y cuáles son sus características puede ayudarte tanto a ti como a tu hijo a entrenarla y sacarle el máximo partido, usándola de forma estratégica cada vez que tengáis que recordar alguna información.

La memoria tiene de forma natural tres características, independientemente de si tienes dislexia o de si no lo tienes, y son las siguientes:

  1. Visual: La memoria se basa en imágenes, independientemente de si una persona tiene o no dislexia. El cerebro transforma el 85% de los datos que recibe en imágenes porque de esta manera los reconoce mejor. Por ejemplo, cuando piensas en la Sagrada Familia no piensas en en cómo se escribe ni en las letras sino que en tu mente directamente ha aparecido la imagen que tienes de esta increíble obra de Gaudí. Esta es una sencilla demostración de que la memoria es visual. La memoria auditiva, en cambio, solo incide en un 15% del recuerdo, por eso, frente al aplastante 85% de la memoria visual, leer y repetir en voz alta no resulta un método muy eficaz.
  2. Asociativa: Piensa en el lugar donde pasaste tus últimas vacaciones. Es posible que hayas vuelto a recordar todo lo que hiciste, con quién estuviste, dónde dormiste, dónde comiste, qué viste, etc. En este caso, tu memoria ha asociado el nombre del lugar a todo lo que viviste. La mente asocia espontáneamente los eventos, y lo hace sin necesidad de tu voluntad consciente. Ésta es una característica fundamental en el estudio porque te permite crear conexiones entre la información de forma que sea más fácil almacenarla posteriormente. ¿Pero cómo podéis asociar números y fechas cuando estudiáis historia? Son dos tipos de información sin ninguna conexión lógica aparente.
  3. Emocional: Las emociones son el más fuerte nexo de unión que puede existir entre una información y otra. Por ejemplo, ¿recuerdas lo que cenaste hace exactamente 3 semanas?. Seguramente tu respuesta es no, pero si esa noche hubieras cenado con tu actor/ actriz o cantante favorito, ¿lo hubieras olvidado?. Imposible olvidar una velada tan intensa como esa. Esto se debe a que las emociones inciden de forma decisiva sobre nuestra memoria y para potenciarla la creatividad es nuestra mayor aliada. Deja que tu hijo juegue con su creatividad y que se divierta mientras estudia, así recordará una mayor cantidad de información.

Cuando conoces cuáles son y cómo funcionan las características de vuestra memoria empezareis a notar una diferencia no solo en los resultados y en las notas sino también en la calidad del tiempo que pasáis estudiando.

El primer paso es que tu hijo comience a entrenar estas características para que se familiarice con ellas, el paso siguiente será aplicarlas en el ámbito de estudio.